Empezamos con régimen político, un término que según Duverger podríamos definir como “la forma que toma en un grupo social dado, la distinción entre gobernantes y gobernados”. Dicho de otra forma, el régimen político haría referencia al conjunto de instituciones políticas por medio de las cuales se organiza la manera en que se ejerce el poder sobre la sociedad y que por tanto engloba el sistema electoral, el sistema de partidos etc.
Siguiendo con el segundo término, en primer lugar podríamos definir sistema como un conjunto ordenado de normas y procedimientos que regulan el funcionamiento de un grupo o colectividad. El sistema político es el término que se utiliza generalmente para designar la plasmación organizativa del conjunto de interacciones estables a través de las que se ejerce la política en un contexto limitado por la población. Aquí es donde entran en juego prácticas, valores, cultura participativa etc.
Podríamos decir que sistema político y régimen político son dos conceptos muy similares, ambos aluden a la estructura y al funcionamiento de los poderes públicos, pero el primero tiene una connotación más compleja y dinámica ya que, además de referirse de forma aislada a las instituciones de gobierno y el resto de actores políticos que inciden sobre ellas, se refiere también a la interdependencia del conjunto a partir de la idea de proceso político. En conclusión podríamos decir que los dos vienen a designar la misma realidad pero con distintas connotaciones ideológicas, dinámicas y teóricas.
Sistema de partidos: podemos definirlo como un conjunto de interacciones que se crean entre los distintos partidos políticos destacados de un ámbito territorial concreto y que da lugar a un modelo determinado de funcionamiento del sistema político en su conjunto. Se habla por ejemplo de sistema de partidos políticos cuando se describe si existe un solo partido político, dos partidos (bipartidismo) o varios (multipartidismo). En los países donde por ejemplo gobierna un solo partido, nunca podrá haber democracia.
Por lo tanto, la relación existente entre el sistema de partidos y los dos términos anteriores, es que la cantidad de partidos políticos que cuentan con posibilidades electorales reales sería lo que estructura el sistema político.
Sistema electoral: Se puede definir este término como un conjunto de reglas y prácticas que configuran los procesos electorales trasformando votos en puestos institucionales. Dependiendo de que el objetivo principal sea la representación fiel de las preferencias de los electores o la facilitación del gobierno, suele distinguirse entre sistemas proporcionales y mayoritarios. Los mayoritarios se caracterizan porque en ellos se sobrevaloran las opciones preferidas por la mayoría, aunque solo sea relativa con el fin de evitar inestables situaciones de gobierno en caso de que no pueda formarse una coalición. En el caso del sistema electoral español podemos decir que es un sistema electoral representativo y proporcional, a diferencia de otros países como por ejemplo Inglaterra que cuenta con un sistema electoral mayoritario. Además en nuestro sistema electoral podemos hablar de circunscripción provincial, es decir, nosotros elegimos a los diputados de nuestra propia provincia.
La relación de este término con los anteriores es clara, ya que es muy probable que los distintos tipos de sistema electoral fomentan diferentes tipos de sistemas de partidos. Por ejemplo el sistema mayoritario, suele alentar sistemas bipartidistas, en los que a menudo se configuran un partido de izquierda y otro de derecha con posibilidad de alternarse en el poder. En cambio los proporcionales suelen inducir a la formación de varios partidos políticos (multipartidismo).
Cabe también destacar que el sistema electoral regula el acceso al poder político y por tanto está estrechamente relacionado con los términos citados anteriormente.
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Mi segunda tarea en esta entrada es explicar de forma sencilla y lo más clara posible los distintos significados que se pueden atribuir al concepto de democracia, para ello me he basado en dos artículos:
Por una parte “La democracia en la sociedad organizada”, artículo creado por Mercedes Ávila Francés, con el que he entendido principalmente la evolución del concepto en sí, y por otra parte “La democracia como ideología” de Gustavo Bueno con el que he podido profundizar en el tema pero del que he podido aprovechar menos ideas porque no es un texto tan claro y sencillo como el primero.
Siguiendo el artículo “La democracia en la sociedad organizada” podríamos definir democracia como “un conjunto particular de instituciones y prácticas políticas, un cierto cuerpo de doctrinas jurídicas, un orden económico y social, un sistema que asegura el logro de ciertos resultados deseables, una serie de valores que deben garantizarse a través de instituciones, un proceso singular para la toma de decisiones, etc” (Ávila, 2000).
Son muchos y distintos los significados que desde la antigüedad se han venido asignando al concepto de democracia. Por ejemplo, para los antiguos, democracia era sinónimo de gobierno de muchos; para Aristóteles, la democracia era la situación en la que ricos y pobres tienen el poder y para los sofistas, la democracia era el resultado de la razón.
Podemos decir que la democracia clásica se basa en las siguiente ideas y valores:
·
La areté o virtud: valores como autocontrol, respeto,
generosidad, compasión…
·
La dike o justicia como lo contrario del abuso y la violencia.
Se trata de justicia en el sentido de equilibro.
·
El nomos y la ley, entendido como costumbre obligatoria
legalmente que sería una forma de garantizar justicia. En otras palabras, la ley
debe estar para lograr la justicia.
También encontramos a autores que critican y definen la democracia de una manera bastante diferente a las dadas anteriormente, es el caso de Schumpeter, que defiende que la democracia no puede definirse por una serie de valores, sino que la democracia es un procedimiento para alcanzar el poder político, y ese procedimiento consiste en “una lucha de competencia por el voto”.
Otro claro ejemplo es el de Robert Dahl que define la democracia como “un tipo ideal al que aspirar” ya que afirma que no hay en realidad ningún régimen totalmente democratizado. Para este autor serán cinco condiciones las que se deben dar para que en la práctica haya una democracia real:
·
La participación de todos los ciudadanos en la toma de
decisiones
·
La igualdad de voto a la hora de adoptar las decisiones
·
El acceso a la información para poder elegir entre las diferentes
opciones
·
El control por parte de los ciudadanos de los asuntos a debatir
públicamente
·
La inclusión de todos los adultos en los derechos de ciudadanía.
“Pero la democracia es también un «sistema de ideologías», es decir, de ideas confusas, por no decir erróneas, que figuran como contenidos de una falsa conciencia, vinculada a los intereses de determinados grupos o clases sociales, en tanto se enfrentan mutuamente de un modo más o menos explícito o encubierto.” (Bueno, 1997)
Con esta última definición finalizo la entrada a modo de reflexión, ya que creo que nuestra sociedad actual está muy lejos de llevar a la práctica una democracia real y también pienso que por tristeza estamos muy lejos de conseguir que las ideologías y el ansia por el poder dejen de ser el objetivo principal de los “responsables” del país a los que tenemos que dirigir nuestro voto. Si es cierto que tras realizar esta actividad pienso que el principal problema en nuestra sociedad es la falta de CULTURA DEMOCRÁTICA, por tanto la pregunta que nos deberíamos hacer todos de aquí en adelante sería:
¿Cómo se crea una cultura de participación?
Bibliografía:
·
Ávila Francés, M. (2000). La democracia en la sociedad
organizada. Barataria, (2 y 3), 55-75.
·
Bueno, G. (1997). La democracia como ideología. Ábaco: Revista de cultura y ciencias
sociales, (12-13) , 11-44.
·
Dahl, R.A. (1989). La poliarquía. Madrid: Tecnos.
·
Schumpeter, J.A. (1984). Capitalismo, socialismo y
democracia. Barcelona: Folio.
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